8 de mayo de 2012

Y ya no queda ná

Muy buenas gente al otro lado (como diría uno de mis compañeros aquí en Bulgaria),
Pues sí, ya está, como quien dice, todo el pescado vendido... En mayo tenemos una semana de vacaciones, en junio el calor apretará y los chavales pasarán (aún más) de todo y de todos y colorín colorado... otro curso aprobado (porque serán pocos los que suspendan, seguro...)
Tenía que hablar de mis viajes en avión, de cómo hace tres semanas me ocurrió de todo intentando volver a Burgas (una multa en el bus que lleva al aeropuerto, un camarero que no me deja estar en las mesas de su bar mientras corrijo exámenes, una pareja de musulmanes que se pone a rezar a mi vera al ponerse el sol y llegar a casa a la 1 de la madrugada...) pero me centraré mejor en mi último viaje de Madrid a Burgas, en el que, gracias a las casi 9 horas de espera para realizar el transbordo pude disfrutar de los calores im-propios de esta época en Sofia, así como de la agradable conversación (mientras trataba de corregir más (¡interminables!) exámenes) de otro español, compañero de aviones del que ahora algo comentaré... Pero antes, decir que el domingo por la mañana, cuando me dejó mi hermano en la T4 de Barajas, visto que era bastante temprano, pues pude pedir un asiento más o menos amplio ya que para alguien que ronda el metro noventa, 45 centímetros de espacio entre los asientos pues le quedan un tanto escasos y puede sufrir síntomas de ensardinamiento tras casi tres horas de vuelo.
El caso es que, ya feliz por haber conseguido tan codiciadas plazas, paso los controles de seguridad (con el asombro de ver cómo un guardia civil controla a una pareja porque vuela con una maleta como equipaje de mano llena de AIRE (esto es, vacía) gente pa tó que hay en este mundo...) y me dedico mi segundo desayuno... Me dirijo a la hora precisa al mostrador de embarque y, cuando pasan mi billete por el lector de códigos de barras éste produce un pitido extraño.¡Hum!. Algo hace la azafata, comprueba una lista, tacha mi número de asiento y me dice no sé qué... yo ya estaba pensando en cómo me tendría que colocar en el nuevo asiento asignado, si con las piernas plegadas o cortadas en trocitos... cuando veo para mi asombro que me escribía un asiento en la fila 3... esto es en la ¡clase preferente! pero que sería sin comida de clase business... y yo... no pasa nada, que ya tengo yo mis bocadillos para no pasar hambre...
Así pues, pude ver lo que pocos ojos han visto hasta ahora; lo que pasa al otro lado de las cortinillas una vez apagadas las luces del cinturón de seguridad. Y, en realidad poco o nada pasa... Quizá porque a nadie nos correspondía estar en esa sección del avión (a nadie le dieron un zumito de bienvenida, a nadie una bandejita con comida calentita, a nadie ninguna atención especial...) o porque en verdad lo de la business sea un sacacuartos, pero, he de decir que, salvo por el hecho de tener más espacio para estirar las piernas y un reposabrazos más ancho, en poco más se nota el cambio de tarifa... Eso sí, si me vuelve a tocar, lo aceptaré de sumo grado :) Bendito overbooking :)   
Por lo demás, y volviendo a mi estancia en el aeropuerto de Sofía (tras haber comido en un KFC del centro de la ciudad para hacer más llevadera la espera) comentar que, tras llamara a casa para decir que aún no había llegado, que estaba esperando (hasta las 23:55) para salir hacia Burgas, y tras felicitar como buen hijo a su madre, se me acerca un señor y me dice, "español, ¿no?" Y así, a lo tonto, pasamos el rato, mientras hablábamos de Bulgaria, de España, de la economía, de patatín y de patatán... Y precisamente de patatán hablamos algo más, ya que este hombre ha invertido en Bulgaria creando una empresa de agricultura en las muy fértiles tierras de este país balcánico, idea que ya alguien de mi familia había tenido cuando me vinieron a visitar hará ya 3 semanas... Así pues, sepan por casa que no era una idea tan descabellada y que hay gente que se dedica a ello y que no les debe de ir muy mal (aunque me comentaba que les podría ir mejor por muchas razones que no vienen al caso comentar ahora).
En fin, todo sigue como estaba, más o menos, aunque se termina el curso y la presión, la temperatura y los trabajos pendientes aumentan... Habrá que aprender a priorizar de una vez porque si no no saldremos bien parados...
Un abrazo y buena primavera (atchus!) a todos.

CIAO.

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